En la comunidad educativa todos contribuyen a la formación desde su rol y misión particular.
Ser comunidad y vivir una espiritualidad de comunión es una condición para que la escuela pueda realizar su misión y su testimonio sea eficaz. Se forma parte de ella a través de:
- Las familias: En nuestros colegios tenemos siempre presente que los padres de familia, por ley natural, son los primeros y principales educadores de sus hijos. La escuela católica realiza una labor complementaria y subsidiaria de la familia en la formación de los hijos. Ambos, padres de familia y escuela, son aliados en el proceso formativo.
- Los estudiantes: Son la razón de ser de nuestros colegios; a ellos servimos con nuestros esfuerzos por brindarles una educación y formación. De ellos somos, en cierta medida, responsables. También de ellos aprendemos y recibimos muchas satisfacciones de gran valor para nuestras vidas.
- Profesores: En el centro de la vida escolar está la relación profesor-alumno. La identidad católica y la excelencia de nuestros centros educativos se juegan en la relación que se establece entre docentes y alumnos, y en el modo como aquéllos imparten sus asignaturas.
- El/la directora/a y el equipo directivo: El director del colegio, con su equipo, tiene como misión aunar los esfuerzos de todos en orden a la común misión formativa y evangelizadora del colegio, según el carisma del Regnum Christi.
- Los sacerdotes y las personas consagradas son también formadores. Los religiosos, sacerdotes y consagradas realizan diferentes funciones en el colegio dependiendo de las necesidades apostólicas y de sus carismas personales.